Óleo sobre tela
140 × 240 cm
Óleo sobre tela
110 x 157 cm
Óleo sobre tela
33.5 x 77 cm
biografía
Jean-Baptiste Olive, nacido el 31 de julio de 1848 en Marsella, murió el 13 de mayo de 1936 en París, fue un pintor francés. Debe distinguirse de su homónimo Henri Olive-Tamari dit Olive des Martigues.
Nacido en un entorno modesto como comerciante de vinos en el distrito de Saint-Martin de Marsella, ahora destruido, Jean-Baptiste Olive fue empujado por un amigo decorador, Étienne Cornellier, a matricularse en la Escuela de Bellas Artes de Marsella, donde estuvo. enseñado por Johanny Rave (1827-1882). Su trabajo le valió premios cada año y un primer premio de la clase de modelos vivos. Aprende el oficio de decorador. Pinta abundantemente Marsella, su Puerto Viejo, sus islas y sus costas.
Jean-Baptiste Olive es reconocido por su talento como marinero, pero también pinta paisajes de norte a sur, con predilección por la tierra de su corazón: la Provenza y su Costa Azul. Pinta abundantemente Marsella, su Puerto Viejo, sus islas y sus costas, y las fachadas marítimas de Martigues en Mónaco. Se inspira en los acentos del clima -el calor deslumbrante y el embriagador mistral-, y explora todos los aspectos del sol sobre la naturaleza, revelando un crescendo cromático afirmando la paleta de un auténtico colorista.
Pudo hacerse un lugar de honor en la vida y el corazón de las personas que conoció durante su carrera y muchos patrocinadores lo apoyaron. En 1948, diez años después de su muerte, el museo Cantini de Marsella le dedicó la exposición del centenario de su nacimiento, presentando ochenta y dos obras de su vasta trayectoria artística.
De Martigues a Menton, de Génova a Venecia, el artista caza la ira y los tiernos defectos del Mediterráneo, intenta desesperadamente captar la esencia del mar, prisma con infinitas facetas. Henry Dumoulin define “sus deslumbrantes paisajes marinos” como “lienzos vigorosos que cantan los esplendores […] de las rocas blancas de nuestra Corniche y la inmensidad azul del Mar Latino”. Las obras del artista intentan transmitirnos ese momento en que la luz rompe en contacto con el mundo, se refleja e irradia en él. El color brota, omnipresente, incluso en verdes, violados, azules “negros”.
En su obra, el artista alterna la violencia y la suavidad de los tonos, tratados con una profunda conciencia de lo bello y de lo verdadero, perfeccionismo que demostró a lo largo de su vida. Sus bodegones resplandecientes ilustran esta misma pasión y precisión, donde cada detalle se expresa con claridad y sinceridad, a imagen de la personalidad del pintor.
[Museo Regards de Provence.com]